¿Oposición contingente o inherente?

Una verdadera demo-cracia no se entiende y mucho menos se respeta o soporta si en la estructura del sistema político que ordena la nación no existe lo que se conoce como el contrapeso institucional.De no existir el equilibrio, de no haber coherencia, lo que ocurre, ya en su día lo anunció J. J. Rousseau, la acción de la voluntad individual se impone frente a la voluntad general y, como ahora ocurre en Venezuela, surge la anarquía, aquella realidad con la que se despidió el Libertador, cuando se encontraba a escasas horas de su muerte. La anarquía nos es tá devorando, no cabe la menor duda. Anarquía que estimula el apetito y les abre las fauces a la acción de la bota militar y la dictadura ilimitada.De ese desequilibrio surge la tiranía, y con la tiranía se aplasta la nación y la patria. La historia es reiterativa, cuando el poder que nace producto de la voluntad popular, de la voluntad de la mayoría electoral y en el transcurso del ejercicio político este se envanece en la acción desequilibrante de sus fuerzas, provoca el arrinconamiento de las minorías y el surgir de la opresión. Jamás ha existido un gobierno en el cual la totalidad de los gobernados le aplauda, siempre existirá el descontento y la desilusión en muchos; los gobiernos sabios aceptan esta realidad con resignación, los menos civilizados se irritan con la oposición y hasta recurren a la violencia para librarse de ella. La labor magistral de un buen gobierno democrático es complementar su gestión...

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