Papel

Vino de Londres donde había cursado estudios y conoció de cerca el avance de la ciencia y saberes del momento.Regresaba con información, conocimientos y entusiasmo, en tiempos cuando solo en barco podía hacerse el viaje a Europa y pocos tenían el privilegio de realizar esa larga travesía. Tenía mucho que contar y compartir, tras arribar a La Guaira y seguir viaje hasta Clarines, en Anzoátegui. Allí le esperaban familiares y amigos a quienes Ricardo Alfonzo relataría de tecnologías, inventos y formas de hacer que aún ni imaginaban en la ruralidad de las orillas del Unare. Trajo no solo anécdotas sino libros a montón. Aficionado a explorar el espacio, la ausencia de alumbrado eléctrico facilitó que observara los astros con su telescopio. Trajo también termómetro, microscopio y muchos instrumentos de precisión que en los baúles viajaron con él desde el viejo continente. Medía temperatura y humedad, ambiente, distancias, densidad de los líquidos y hasta el pasar del tiempo que le preocupaba. Observaba, anota ba y reflexionaba, para estudiar y elaborar. Pronosticaba la conducta del clima en esas tierras de escasa sapiencia. Al poco tiempo, deseoso de empujar hacia adelante a sus paisanos, escribió en una hoja de papel sus pronósticos del tiempo, algunos consejos de agricultura y salud, comentarios, relatos e informaciones del acontecer cotidiano. A mano, hizo varios duplicados de esa hoja que circuló entre vecinos y eran leídas en voz alta a quienes no conocían el alfabeto. Se impuso esa tarea semanalmente. Clarines tenía un periódico, en hermosa caligrafía, con información y conocimientos escritos allí por este clarinés que parecía venir del futuro. Para ese hermoso e insólito propósito de hacer un periódico para la Clarines de comienzos del siglo XX, este singular personaje tuvo siempre disponible el papel necesario, ese imprescindible elemento inventado 1.800 años antes.Las ideas necesitan un me dio para dialogar y perdurar.La búsqueda incesante de ese soporte llevó a los humanos a escribir, primero sobre piedras y arcillas, luego sobre maderas, bambú o huesos. Más tarde y hace ya más de 5.000 años, los egipcios concibieron un soporte más práctico para las ideas, cuando elaboraron láminas partiendo del tallo de una planta acuática llamada papiro.Las hojas de papiro se popularizaron en pueblos alrededor del Mediterráneo, y al crecer la demanda surgió en Europa el pergamino hecho de pieles de corderos y otros animales, gracias a la evolución y...

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