La patria soy yo, y será televisada

Es verdad que el Presidente de la República usa de manera abusiva los medios de comunicación de masas. Y que para probarlo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH verificó que entre febrero de 1999 y julio de 2009 los medios radioeléctricos venezolanos transmitieron 1.992 cadenas presidenciales, que en total representan 1.252 horas y 41 minutos, lo que resulta equivalente a 52 días. ¡52 días, casi dos meses enteros, con la imagen y la voz del Gran Hermano persiguiéndonos en casas, clínicas, bares, escuelas, automóviles, plazas, en cualquier lugar donde haya un radio o un televisor, obligando a todo un país, por la fuerza, a escucharlo! Igual es cierto que estos datos dan cuenta de una perversión, un abuso de poder y una privación flagrante de la libertad de cada ciudadano a elegir libremente, a la hora que quiera, qué tipo de programa de radio o de televisión sintonizar. Pero más importante aún es entender lo que está detrás de las cifras: que el actual Presidente de Venezuela literalmente gobierna desde la dimensión mediática y esto significa no solamente que use los medios abusivamente, sino que desde ellos analiza situaciones, toma decisiones, destina fondos públicos, traza estrategias, regala bienes diversos, nombra y destituye autoridades, lanza amenazas de guerra y lo hace, todo, desde una puesta en escena que es transmitida en vivo y directo a todo el país. *** Esa es la tesis fundamental de este libro que ahora presentamos, Hugo Chávez, la presi dencia mediática, escrito por Andrés Cañizález, destacado investigador de las comunicaciones y activista de los derechos humanos, en el que acuña la categoría de presidencia mediática para designar un componente fundamental del modelo político autoritario, centralista, militarista y de culto a la personalidad que algunos hemos venido denominando neoautoritarismo o autoritarismo del siglo XXI. Cañizalez expone la indivisi ble relación entre dos fenómenos: la presidencia mediática y la personalización de la comu nicación política. Entendiendo que la segunda ocurre cuando las organizaciones políticas y las instituciones públicas dejan de representarse a sí mismas y pasan a ser representadas sólo por un pequeñísimo número de actores, en el caso que nos ocupa por uno solo, que les confieren voz y rostro ante la opinión pública. El peso creciente de lo me diático en la política ha ocurrido también en los regímenes democráticos. Pero cuando la personalización de la comunicación...

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