La planta insolente del acreedor chino

Estas últimas décadas de golpe sin estribillo, de indulto imperdonable es en este año que termina cuando debió haber salido de la cárcel y de empoderamiento fascista, han permitido tergiversar la historia del país y la de sus personajes, con embustes sobre lo que se hace nada o se deja de hacer todo, lo que se promete villas y castillos y lo que se presume de haber hecho desde independencia y la construcción de patria y soberanía hasta nacionalización del petróleo... y se ha perdido la capacidad de distinguir la verdad, si es que queda alguna después de tanto mentir incluso sobre lo ya mentido patrañas al cuadrado, al cubo o elevadas a cualquier potencia... hasta llegar a un mundo de ficción en el que nadie existe realmente y todos pasamos a formar parte de la historieta de un país, un pueblo que, bajo la conducción de Corazón de la Patria, derrocó y desterró a sus cuatro jinetes del Apocalipsis: colonialismo, imperio, capitalismo y descentralización... El país que alguna vez pensó poner en manos de la derecha civil, terminó por entregarlo a militares que utilizan gerundios para comunicarse y superlativos para jalar, adular, enjabonar... y que cuando alcanzan algún status se hacen adictos a ciertas óperas: Señor, por casualidad no tiene El barbero de Sevilla busca en chuleta, de Gioacchino Antonio Rossini, pero...

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