Poder sobre la cultura es cultura sin poder

El estado puede coartar el poder vivificador de la cultura en términos de pertenencia colectiva, libertad individual e invención al condicionarla de acuerdo a los fines que le son particulares. No otra cosa se pretende con la aprobación este año del Proyecto de Ley de Cultura, instrumento que poco atiende a la función de estímulo y acompañamiento propia de los estados modernos y democráticos, además de dejar a un lado la libertad de expresión, creación y pensamiento, conquistas de la contradictoria modernidad venezolana que impulsaron la creación de una institucionalidad cultural que el propio gobierno bolivariano ha continuado.

La confusión entre estado, gobierno y sociedad silencia estos logros: solo en revolución hay cultura. Se trata de un proyecto sin sentido histórico, impregnado de esa visión conspirativa de las versiones más mediocres del marxismo y el postmarxismo: todo fenómeno cultural solamente es comprensible dentro de una dinámica de dominación.

La insistencia en las culturas constitutivas de la nacionalidad y en lo popular tradicional no responde a un legítimo derecho de visibilidad de su fuerza presente sino a un ejercicio de impugnación de la modernidad. El estímulo, la difusión y la investigación en relación al libro, literatura, artes visuales, artes escénicas, música, cine, labor cultural de la radio y televisión de servicio público, animación sociocultural, patrimonio tangible e intangible, historia, sociología, antropología, apenas aparecen a lo largo de la propuesta. Las tecnologías de información y comunicación ni siquiera son mencionadas pues se trata de una propuesta que al contemplar la cultura como un pasado que hay que rescatar de las garras del imperialismo y la burguesía, se olvida de la importancia que la propia revolución concede a la institucionalidad cultural moderna (pensemos en la creación del ministerio del área y de las plataformas culturales), a la economía cultural y a los medios y las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICS).

Abundan las contradicciones en la redacción y conceptualización del documento.

La cultura venezolana es vista como un espacio que hay que defender de las perniciosas influencias externas pues se le considera parte de la seguridad nacional, pero se reivindica nuestra identidad latinoamericana y caribeña como parte sustantiva de nuestra identidad nacional.¿Qué significa identidad nacional en este contexto? No lo sabemos porque la mezcolanza terminológica entre...

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