La rapiña, o lo políticamente correcto

Transcurridos unos cuantos días del proceso electoral del 8 de diciembre, en los que hemos podido ser testigos de análisis numéricos de toda monta, lo único que nos queda a los ciudadanos, más allá de la perplejidad que asoman los resultados, es ver cómo seguimos avanzando en un país donde todo puede ser posible.Hemos visto que los perdedores se sienten triunfantes y avasallantes ante unos números, y los que vienen creciendo poco a poco, de manera sostenida desde 2006, son crucificados por sus propios seguidores. ¿Cómo se pueden producir esas contradicciones? ¡Allí están las cifras! Más que eso, está la realidad de los logros alcanzados. Más allá de las estadísticas que a veces ocultan situaciones, más allá de los raptos oratorios, están los hechos y acciones de un sector frente al otro.¿Qué se puede decir ante el avance de unos y el estancamiento-retroceso de los otros? Lo que presenciamos el domingo de las elecciones mu nicipales no se puede calibrar solamente con cifras. Esto me recuerda aquello que dijera en cierta oportunidad Carlos Monsiváis refiriéndose al relieve que hoy adquiere la política. Decía Monsiváis que el quehacer político ya no proviene de la intención metafórica, sino de las encuestas o estadísticas. Remataba tal afirmación apuntando que los números no son poéticos pero su retórica se impone al ser objeto de la religiosidad contemporánea. El gobierno para ratificar su hegemonía requiere decir que su triunfo fue aplastante. No veamos las cifras solamente, volteemos hacia aquellas regiones donde la modernidad triunfó frente a lo no moderno.Cuando hagamos ese ejercicio entenderemos cómo se ha ido empoderando palabra de moda política y culturalmente el país. Es la Venezuela de la unidad.II Las acciones son inoculta bles. Hemos visto cómo el poder, una vez más, se comporta como un ave de rapiña, como un ladronzuelo cualquiera, como un saqueador...Allí están los sinónimos que nos da la lengua: hurtar, usurpar, coger, despojar, asaltar, ratear, trincar, robar, desplu mar y algunos otros. Frente al despojo de competencias a los alcaldes de la oposición que resultaron ganadores; ante el paso de manos de unos edificios, de unos mercados, de unos parques y plazas, de unos teatros; y ante el desprecio de los bienes...

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