Lo político y lo económico

Los revolucionarios criollos, confusos e ideológicamente indefinidos, unas veces maoístas, otras marxistas y leninistas, chavistas y peronistas o kirchneristas, de repente lulistas o mujiquistas, también castristas o sandinistas, mugabistas, gadafistas, en todo caso totalitarios y fascistas, sostienen que los derechos civiles y políticos deben estar sometidos a los económicos, sociales y culturales, recogiendo lo planteado en el Congreso del Partido Comunista soviético de 1916.La procuradora anterior, hoy primera combatiente de la República según ellos, afirmó una vez que la libertad de los venezolanos, su derecho de expresarse, era muchos menos importante que tener una vivienda digna, comida o acceso a la educación, lo que, sin duda, contradice los más elementales principios de los derechos humanos. Más grave aún es esta interpretación cuando se constata que tales derechos tampoco son satisfechos por un régimen incapaz, cuyo objetivo único es perpe tuarse en el poder, ahora bajo la sombra de Chávez, un militar golpista que deja una herencia política desastrosa que conduce a un peligroso caos económico, político y social.En días pasados, después de insultos y declaraciones sin sentido, un debilitado Maduro, con una popularidad minada y en caída, invita al sector privado a dialogar para encontrar soluciones a los problemas que las mismas políticas revolucionarias han generado en el aparato productivo del país, desastre que ha abierto el paso a las millonarias importaciones desde los países cuyos gobiernos, paradójicamente, conocen muy bien la realidad que surge el 14 de abril. Independientemente de si se trata de una manipulación más o de una estrategia como otras tantas anteriores, perversas en su contenido y en sus fines, ella no podría ser considerada aislada de una consideración política de la realidad venezolana.En estos momentos hay un país en crisis en el que las instituciones no funcionan: la crisis en la Asamblea Nacional sometida por un teniente también golpista, Diosdado Cabello, que busca con insistencia la herencia del sucesor designado; un CNE que se burla del electorado y de los funda mentados reclamos planteados por la oposición liderada por Henrique Capriles; un Tribunal Supremo que desconoce las normas jurídicas, más aún las reglas procesales sobre inhibiciones y recusaciones y que no muestra la independencia y la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR