La presión de las ollas vacías

La imagen que mejor describe la situación de Venezuela la última semana es la de una olla de presión.El punto de ebullición de la crisis aumenta a medida que a los ciudadanos se les hace cada vez más difícil conseguir alimentos y artículos de primera necesidad. Cada tanto, y cada vez con más frecuencia, esa olla libera vapor y eso se traduce en estallidos que se replican en varias regiones del país. La tranca de una calle y la protesta, tan exacerbada en los últimos meses, han dejado muertos, heridos, comercios saqueados y detenidos.La Vega, en Caracas, alcanzó su temperatura máxima el viernes 10 de junio. La presión subió por el desvío de un camión cargado con alimentos a la vista de quienes hacían cola en el centro comercial Colonial, en la calle Rosario. Habitantes del sector quemaron cauchos y sacaron las rejillas de las alcantarillas en señal de protesta.Los cuerpos de seguridad del Estado intervinieron y funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana fueron recibidos a tiros. Después del enfrentamiento la presión bajó y la situación se mantuvo en tensa calma. El 11 de junio casi se repite la escena. Glendys Díaz cuenta que un camión cargado con comida presuntamente subiría al sector Las Casitas. Al ver que no llegaba, la gente se molestó y trancó la calle; pero en seguida subió un grupo de la policía con equipos antimotín.Al final no pasó nada. Díaz afirma que ese sábado los comercios abrieron con normalidad y la gente continuó la que ahora es una búsqueda incesante de productos de la cesta básica. Esta vez recurriendo a los buhoneros.Las colas en el centro comercial Colonial de La Vega no se volvieron a ver sino hasta el martes. Ese día miembros del Consejo Comunal Casco Colonial organizaban la fila, que empezó en la madrugada, por harina de maíz precocida, pasta, yogurt y galletas, todo por 1.500 bolívares. Aunque la organización coordina la venta en ese abasto, no forma parte de los nuevos Comités Locales de Abastecimiento y Producción CLAP. Díaz llegó a la cola a las 7:00 am y a las 11:00 am continuaba lejos del establecimiento a cargo de la venta de los productos. Tenía el número 246, de los 300 que repartieron. La policía también custodiaba la fila e instaba a los ciudadanos a tener su número en mano. La situación está tensa. Todo el mundo tiene miedo de que vuelvan a ocurrir disturbios.A eso hay que sumarle la angustia de hacer horas y horas de cola, y al final no conseguir nada. Además, te obligan a comprar cosas que no...

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