Prohibido imaginar

La de los sesenta del siglo pasado fue una década portentosa a lo largo de la cual se produje ron singulares acontecimientos que supusieron un antes y un después de aquel trepidante decenio; y, para quienes tuvimos la fortuna de vivirlos, fueron años inolvidables, signados por una explosión de rebeldía y creatividad libertarias que estremecieron al Occidente democrático y capitalista y se hicieron sentir también tras lo que Churchill había bautizado como una Cortina de Hierro y que, después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, marcaba la separación entre el mundo libre expresión popularizada por el cine de espionaje y los coletazos del macartismo y los países del Este, como se decía para meter en el mismo saco a la Unión Soviética y a las naciones consideradas como sus satélites: dos sistemas enfrascados en una confrontación, la Guerra Fría, que se prolongó hasta la caída del Muro de Berlín.Fueron años alucinantes, en el sentido lato de la palabra, pues el cannabis y el ácido lisérgico circulaban como arroz entre melenudos y enchancletados que, en nombre de un etéreo poder de las fl ores, el amor y la paz , coreaban Lucy in the Sky with diamonds, y jóvenes iracundos, que cuestionaban por igual el establishment y la izquierda institucional y, hartos de Lenin, hicieron suyas las babiecadas del Libro rojo de Mao o las especulaciones de Fanon y Marcuse acerca de las causas y consecuencias de la alineación; fueron los años del Black Power, las Panteras Negras, la radicalización de la lucha por los derechos civiles y la igualdad de la mujer, del repudio a la Guerra de Vietnam y, en síntesis, de una efervescencia levantisca inédita que puso al borde de la histeria a las buenas conciencias.Los eventos culminantes de esa sacudida general fueron las movilizaciones estudiantiles de Mayo del 68, en Francia que, al año siguiente, se tradujeron en la renuncia de De Gaulle a raíz de una consulta plebiscitaria, y la Primavera de Praga, intento de democratización del socialismo, frustrado por la invasión soviética que, invocando el internacionalismo proletario, lanzó sobre Checoslovaquia las persuasivas tropas del Pacto de Varsovia.De Mayo del 68 recordamos dos consignas que inspiran estas líneas. La primera, Prohibido prohibir, podemos asumirla como el rechazo de plano el abuso de autoridad. La evocamos porque aquí, en Venezuela, se vive bajo los efectos de una prohibición permanente y del atropello continuado de leyes que son violentadas en la...

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