La prueba de pertinencia de la Reserva Federal

Con las tasas de interés cercanas a cero, la Reserva Federal de Estados Unidos y otros bancos centrales se esfuerzan por seguir siendo pertinentes. La última flecha en su carcaj se llama distensión cuantitativa y es probable que resulte casi tan ineficaz para reactivar la economía estadounidense como cualquiera de los demás procedimientos a que la FED ha recurrido en los últimos años. Peor aún: es probable que la distensión cuantitativa cueste a los contribuyentes un dineral y, además, menoscabe la eficacia de la Reserva Federal en los próximos años.

Los bancos centrales son mejores para contener la exuberancia irracional de los mercados durante una burbuja Âlimitar la disponibilidad de crédito o aumentar las tasa de interés para frenar la economíaque para fomentar la inversión en una recesión.

Ésa es la razón por la que una buena política monetaria va encaminada a prevenir el surgimiento de las burbujas.

Pero la FED, apresada durante más de dos decenios por fundamentalistas del mercado y por los intereses de Wall Street, no sólo no puso límites, sino que además hizo de animadora y, después de haber desempeñado un papel fundamental en la creación del embrollo actual, ahora intenta recuperar su prestigio.

En 2001, la reducción de las tasas de interés pareció funcionar, pero no como debería haberlo hecho. En lugar de espolear la inversión en instalaciones y equipo, las bajas tasas inflaron una burbuja inmobiliaria, lo que permitió una orgía de consumo, con lo que se creó deuda sin los activos correspondientes y fomentó una inversión excesiva en propiedad inmobiliaria, cuyo resultado fue un exceso de capacidad que se tardará años en eliminar.

Lo mejor que se puede decir de la política monetaria de los últimos años es que impidió los resultados más nefastos que podría haber tenido el desplome de Lehman Brothers, pero a nadie se le ocurriría afirmar que la reducción de las tasas de interés a corto plazo espoleó la inversión.

La Reserva Federal y el Banco Central Europeo parecen seguir siendo entusiastas de los modelos habituales de política monetaria, en los que lo único que los bancos centrales deben hacer para que la economía funcione es reducir las tasas. Los modelos habituales no predijeron la crisis, pero las ideas malas tardan en morir. De modo que, si bien la reducción a casi cero de las tasas de interés de las Letras del Tesoro a corto plazo no ha dado resultado, la esperanza es que la disminución de las tasas a largo plazo espolee la...

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