Nos quiere neurotizar

Oscar Schemel, director de la encuestadora Hinterlaces, llegó a la conclusión de que la misión del aparato de propaganda oficialista es neurotizar al ciudadano está comprobado que un loco puede enloquecer a cualquiera que le haga caso y también a cualquiera que no le haga caso mediante la clonación de palabras: No hay devaluación sino especulación, no desabastecimiento sino acaparamiento, no caos eléctrico si no cambio climático, no crisis de vivienda sino estafa inmobiliaria intento criminal de ocultar el déficit de 2,5 millones de unidades habitacionales... y tampoco hay damnificados sino dignificados. El juego semántico también con vierte el Caracazo del 27 de febrero en genocidio civil lo hubo en verdad pero fue militar, aunque fuera producto del Plan Ávila, el mismo que él ordenó 11 de abril de 2002, como último recurso, antes de ofrecer su renuncia a cambio de ser enviado a Cuba. Para el neurotizador, las pala bras como golpe pueden ser buenas, sinónimo de revolución, como el suyo 4 de febrero de 1992, o malas, como el movimiento del 11-A que lo derrocó, inexplicable mente convertido en farsa por infiltrados que quisieron pescar en río revuelto. Y su plan incluye también con vertir la izquierda en derecha y la derecha en izquierda, jugarreta en la que él se baja del carro de la...

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