El ex mayordomo de los Rolling Stones limpia vidrios

Yo sé cuál es su anillo de calavera preferido, su pipa y su chaqueta de la suerte; sé qué come; lo sé todo, dice Jorge Yepes con jactancia, trepado en una escalera de hierro, desde donde limpia los vidrios de la fachada del terminal de transportes del sur de Medellín.En esta ciudad mataron a su papá en los años ochenta, la época dorada del narcotráfico. Una noche, dos hombres le dispararon en el momento en que Yepes, de 14 años de edad, y un hermano le abrían la puerta del garaje de su casa familiar. Esto llevó a su hermano mayor y a su mamá a huir de la violencia. Eligieron irse a Connecticut, Estados Unidos, adonde Yepes viajó en 1997 y conoció, pocos meses después, a Keith Richards.Hablan de las excentricida des de Keith, pero eso no es cierto. En Medellín he visto fiestas más locas que las de él, cuenta Yepes, tranquilo, mientras sacude el trapo con el que limpia los ventanales en los que se reflejan su rostro y su silueta.Por debajo de la escalera pasan decenas de transeúntes y viajeros del terminal que no sospechan que el hombre del aseo les abría la puerta -hasta hace pocos añosa Elton John, Sting y las superestrellas que visitaban a Richards. Pero ahora su trabajo es otro: es empleaado de una empresa de aseo.Los vidrios están limpios. El reloj marca las 5:00 de la tarde, ya ha terminado su turno y Yepes quiere tomarse un trago de ron para recordar sus mejores épocas.Se dirige a un pequeño bar que está decorado con fotos y afiches de Keith Richards que el mismo Yepes regaló. El dueño del negocio lo ve y dice: No Jorge, para usted no hay servicio aquí. Yepes, disimulando la vergüenza, sale.Yepes ya no es una celebridad entre sus amigos de Medellín; de cientos que tenía sólo le quedan Sandra, Coqui, Rubén y Asecas. Atrás quedaron los años en que llegaba a Medellín cargado de regalos, con dinero para gastar y con anécdotas fantásticas de su vida al lado de las estrellas. Alguna vez, recuerda, llegó a traer hasta 30 discos autografiados por Richards y con el nombre de cada uno de sus amigos. Ahora vive en una pieza en un apartamento de 2 habitaciones, que en nada se parece a la mansión de los Richards 11 habitaciones, 700 ventanas y 3 megacasas.Los recuerdos. Yepes pide per miso a los dueños del aparta mento para usar la sala, y de pronto la mesa de centro está llena de prendas y objetos de los Rolling Stones y de Keith Richards. Calzoncillos, chaquetas, muñecos, fotos, discos autografiados, corbatas y una colección de pipas se esparcen...

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