Tu salud, mi salud

Recientemente atravesé un episodio de enfermedad del que me queda el recuerdo del dolor pade cido y la presteza de los colegas y enfermeras que me atendieron.Tres horas, desde el primer dolor hasta que finalizaron los procedimientos de manipulación coronaria. Me salvaron la vida las habilidades y conocimientos de los médicos y los equipos e insumos de alta tecnología disponibles.Mi agradecimiento a la medici na y a los médicos que practicamos en Venezuela.Un episodio de esa naturaleza genera reflexiones de todo tipo, desde las propias sobre mi estilo de vida, hasta aquellas que tienen que ver con la equidad de la prestación de servicios médicos al pueblo.Siento mortificación por la si tuación de aquellos que no pueden disponer de las ventajas que a mí me tocaron. Ventajas que es absurdo que no lleguen a otros.Me refiero a los hospitales del Estado que, dotados o no, no alcanzan para todos, y además el personal médico y de enfermería es insuficiente, aunque sobrado en voluntad.No se trata solo de salarios in adecuados. Demasiados años tienen los médicos de este país trabajando con sueldos míseros para llevar sus habilidades, sabiduría y experiencia a los alumnos y ponerlas en práctica en hospitales depauperados y casi desa sistidos, donde la atención a veces no pasa de ser un cariño y la prestación más importante es el ejemplo.Tampoco se trata de grandes equipos, ni de inagotables insumos, que sería magnífico.Se trata más bien del aprecio, respeto y estímulo que una profesión como la nuestra merece de parte del Estado y del público.No ha sido prudente...

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