A un año del sismo, reubicados 99% de los damnificados en Japón

Las ruinas de una casa de dos pisos es lo que queda en Ciudad Natori, en Sendai, Japón. La estructura, sin paredes es el único indicador de que antes hubo vida, y único testigo de lo ocurrido hace un año, cuando el tsunami posterior al sismo arrasó con poblaciones costeras en la región de Tohoku, al noreste del país. Donde ayer hubo vida hoy espacios vacíos; la zona, localizada cerca del aeropuerto de Sendai, en la prefectura o gobernación de Miyagi, estaba poblada hasta ese día. De 108 casas donde vivían 400 personas, queda la evidencia de lo que la furia del agua puede hacer. Lo que altera el paisaje son pilas de escombros cuidadosamente organizados, como muestra de la reconstrucción. En una hay carros dañados; en otras, barro y tierra bien compactados, irreconocibles si uno no se acerca. La limpieza y el orden hacen impensable que en ese lugar, en el que no se volverá a construir, una catástrofe causó 54 muertos. La naturaleza trastocó la vida de los japoneses el 11 de marzo de 2011. Los sorprendió un sismo de magnitud 9 en la escala de Richter -cuya intensidad máxima es 10-, con epicentro al noreste, en el océano Pacífico. 45 minutos después ocurrió el tsunami, con olas de más 10 metros de altura, que penetró hasta más de 6 kilómetros desde la costa. Hubo daños en 15 prefecturas. Muchos decidimos olvidar y trabajar, afirmó una joven en un bar de Sendai. Uno de los que no pudieron escapar a la realidad es Eiji Suzuki, que vivía en Ciudad Natori en la estructura en pie y era propietario de un estacionamiento cerca del aeropuerto. El terremoto lo dejó muy alterado y fue al hospital. El hombre, de 70 años de edad, fue a su trabajo para ver cómo había quedado todo. Llegó y salió antes de que el océano -localizado a 1 kilómetro de su hogar-, se embraveciera y destruyera todo. Escapé porque manejé rápido. Estuve en casa de unos amigos hasta que pude regresar, precisó. Hoy vive en un pueblo cercano y ha recuperado su negocio. Quisiera volver a mi hogar, pero la zona es de alto riesgo, precisó. Kazuko Mori, de 60 años de edad, residía cerca de Suzuki, en un edificio del que se llega en 10 minutos a pie al aeropuerto de Sendai. La catástrofe la sorprendió allí, con su madre. Se quedaron sin luz, gas ni agua Âel gobierno cortó los servicios por prevención-. No sabía lo que pasaba has ta que los bomberos pidieron que desalojáramos. Lo hicimos a pie. A mi madre le cuesta caminar y eso se empeoró por la nieve; se caía. Llegamos como pudimos al...

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