Sonia Chocrón: Y yo, que soy un poco irresponsable en el teclado...

--¿Por qué ha establecido usted como referencia de su novela la habilidad del escapismo? --Comenzaré, no sin un poco de vergüenza, con un relato muy personal.Una de mis fantasías en mi tardía adolescencia era el sueño de escapar. Ser otra por un paréntesis de tiempo. Me ocurría cuando viajaba a diario a la Universidad Católica Andrés Bello, donde estudiaba Comunicación Social. Solía ser un viaje relativamente largo, por la distancia y por el tráfi co en la autopista. Tenía tiempo para dejarme llevar por la vía y pensar en la posibilidad de seguir de largo, pasar la UCAB, y continuar hacia un periplo ignoto. Llegar a un lugar donde no conociera a nadie. Y nadie me conociera.Instalarme, vivir una vida ajena y luego regresar. Sólo por el deseo de cambiar de acera por un tiempillo, asomarme a un mundo que me cambiara la identidad por un rato.Nunca lo hice. Y la fantasía me acom pañó durante años, en viajes, aviones, traslados, paisajes. Esa manía secreta caducó cuando tuve a mi hija. Y ya nunca más quise ser otra. Ni vivir una vida prestada. Después, con los años, entendí que esa tendencia a la evasión estaba a mi alrededor, en la fi gura del inmigrante que era mi padre. En la fi gura del fugitivo, que ha sido la del pueblo judío. Y de la escapista, que siempre he sido para todas las responsabilidades. Tal vez, incluso, en nuestra idiosincrasia, tan habituada al chistecito como salvoconducto.Cuando ya escribía el cuarto o quinto capítulo de la novela, me di cuenta de que era imperativo enlazar a los tres personajes femeninos, no sólo por su fi liación sanguínea, sino por su rasgo más contundente: la evasión. Y entonces Harry Houdini se me impuso. Lía, Elena y Sara aparecían y desaparecían de sus vidas y de la propia historia a discreción, como si hubieran sido las mujeres de Houdini.--Uno de sus personajes escora en el ladino, ya al fi nal de su vida cuando los recuerdos se difuminan. Para sorpresa y fascinación del lector, escribe usted los parlamentos en esa vieja lengua. ¿Qué fue a hacer una escritora venezolana en el ladino? --Esta venezolana que soy fue a dar un paseo por uno de sus escondites predilectos: el español. Fue a regodearse en la lengua, pero en su estado casi original. Mi padre era un judío andaluz, obviamente de origen sefardí. Y aunque no hablaba ladino, sí pergeñaba algunas expresiones en haketía, que es la versión mutante marroquí del ladino original, el idioma de los judíos ibéricos al momento de la expulsión en 1492.Ya en...

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