Tres especies de ignorancia

Cuando escuchamos hablar a los voceros de un gobierno espurio y, al parecer, siem pre al borde de un ataque de nervios, no deja de sorprendernos la diversidad de formas de manifestar su reiterada ineptitud para entender la realidad y aportar soluciones constructivas al conflicto engendrado por sus desmedidas ansias de perpetuarse en Miraflores, para lo cual han puesto patas arriba la ficción institucional que servía de mampara al desaparecido presidente vitalicio, y en vez de propiciar la convergencia atizan el fuego de la discordia apelando a la violencia, convirtiendo a las víctimas en victimarios para acusarles de fascistas. ¡Qué tontería!, si todo el mundo sabe que los fascistas son ellos.Pero, al dejar de lado la cur silería inmanente al luto residual solemnemente guardado por un Maduro encadenado a la consternación y a los medios, melancólico a ratos, aunque siempre colérico y amenazador, constatamos cuánta razón tenía el célebre duque de La Rochefoucauld al determinar la existencia de tres clases de ignorancia: No saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe y saber lo que no debiera saberse.Los legatarios de Chávez de muestran en todas y cada una de sus actuaciones no estar al tanto siquiera de las memorias y cuentas de la chorrera de ministerios y organismos burocráticos ad hoc, creados siempre como respuestas puntuales a problemas estructurales, como es el caso del Ministerio de Asuntos Penitenciarios, un parapeto frente al cual colocaron a una impresentable y destemplada abogada de lenguaje procaz que negocia con pranes, justifica groseramente las embestidas contra los diputados de oposición y amenaza con encarcelar a Capriles.Que entienden de modo erró neo lo que creyeron aprender en sus fugaces pasantías por uno que otro instituto de capacitación es más que evidente, por ejemplo, en lo que respecta a la crisis eléctrica. Incapaces de acometer un plan de actualización y modernización de las fuentes generadoras, los sistemas de transmisión y las redes de distribución se abocan a instrumentar mecanismos de penalización del consumo para reducirlo a juro, y a la búsqueda de inexistentes saboteadores cuyas actividades justificarían la militarización de plantas e instalaciones de Corpoelec.Tienen conocimiento, sí, de técnicas y procedimientos proscritos de acoso, persecución y castigo del disenso y, para muestra, basta con escuchar el balbuceo discursivo del presidente de la AN.Ya en otras oportunidades...

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