Un venezolano manda en Florida

El Ávila. Es lo que más recuerda. Como muchos otros emigrantes, Luigi Boria, pri mer venezolano que es electo alcalde en Estados Unidos, relaciona a Caracas con la montaña. Otras cosas prefiere olvidarlas. Pero el cerro lo lleva consigo. El pasado 28 de noviembre, Boria se impuso con 55% de los votos sobre su contendiente de origen cubano y fue electo alcalde de Doral, pujante ciudad de Florida que concentra gran cantidad de población venezolana. Ernesto Ackerman, presidente de la Organización de Ciudadanos Venezolanos Americanos, destaca que es la única persona nacida en el territorio nacional que ha logrado el cargo público más alto en el país de Norteamérica. Boria nació en la parroquia San Juan de Caracas en 1958. Sus padres, de origen siciliano, tenían un pequeño abasto en la avenida San Martín. En una escuela pública de la zona, la 19 de Abril, estudió primaria. El bachillerato lo hizo en uno de los liceos emblema de la capital: el Andrés Bello. A los 15 años de edad empezó a interesarse por la política y era activista del partido Copei, pero un hecho cambió radicalmente su vida: en 1973 su padre, Gaetano Boria, fue asesinado por unos delincuentes que asaltaron su negocio. A conse cuencia de este hecho, la familia cayó en la ruina y él tuvo que ponerse a trabajar. Empezó a cursar la carrera de Biología en la Universidad Central de Venezuela, pero su horario laboral se lo impedía, así que se cambió para la Universidad Católica Andrés Bello, donde estudió Contaduría en horario nocturno. A la vez, iba ascendiendo en su trabajo en General Motors, donde comenzó haciendo inventario de repuestos. Se mudó a Montalbán. En la UCAB conoció a Graciela, su actual esposa. Ella tenía 18 años de edad y él 20 cuando se hicieron novios. Apenas se graduó, en 1982, se casó con ella. Su primer hijo, Alexander, nació en 1983. Como no quería ser sólo un empleado, abrió una pequeña tienda en un local de apenas 9 metros cuadrados en el Unicentro El Marqués. Vendía la tecnología de los ochenta: calculadoras, cajas registradoras y las primeras computadoras. El negocio comenzó a crecer y también la familia: en 1987 nació su segunda hija, María Lorena. En ese momento tomó la decisión de emigrar: Lo hicimos pensando en la educación y la seguridad de nuestros hijos, además Miami era el mejor lugar para traer los productos de computación y expandir la empresa. En 1989 se residenció en Do ral. Compramos la casa en la que aún vivimos, dice. En esa ciudad instaló la...

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