Venezuela teme ser objeto de debate en la OEA

El gobierno del presidente Nicolás Maduro inició una ofensiva diplomática para evitar que la crisis política que vive Venezuela, desde el 12 de febrero, sea tema de debate en la Organización de Estados Americanos como lo solicita Panamá. El canciller Elías Jaua realizó una gira relámpago desde el miércoles por Bolivia, Brasil, Paraguay, Uruguay, Argentina, Surinam y Guyana.El gobierno intenta que el fo ro de discusión se traslade a la Unión de Naciones Suramericanas, donde Venezuela tiene aliados políticos y económicos. Jaua ayer solicitó formalmente a Surinam, que cuenta con la presidencia pro témpore de la Unión, una reunión para tratar el caso Venezuela.La internacionalista Maria Teresa Romero aclaró que la verdadera razón de esta ofensiva es que el gobierno tiene más fuerza y votos en la Unasur que en la OEA, ya que en la Unión solo está parte del continente, entre ellos, todos los miembros del Mercosur.Que la crisis en Venezuela sea debatida en la OEA implicaría que el país pase de ser sujeto a objeto del debate político y que el estatus del gobierno quede abiertamente en entredicho en las arenas internacionales, donde las autoridades han hecho un esfuerzo por minimizar el impacto, generado en los últimos días, por la difusión que han tenido las violaciones a los derechos humanos ocurridas. Aunque el país tiene un impresionante lobby internacional, estas últimas semanas la imagen se ha deteriorado de una forma nunca antes vista. De modo que el gobierno quedaría fa tal si la OEA se llegara a reunir y este se negara a hacer caso, agregó Romero.La tesis oficial del golpe de Estado no ha calado en los actores internacionales, por lo menos así lo indican los casi inexistentes declaraciones sobre este punto.Otro aspecto a considerar es la debilidad de organismos supranacionales como la OEA para influir en la situación interna de un país, pues prevalecen los intereses de los estados económicos e ideológicos sobre el propósito común. El presidente de Diálogo Interamericano, Michael Shifter, considera que el paisaje político fragmentado de América Latina hace aún más difícil la acción colectiva en defensa de la democracia. Los pronunciamientos directos podrían alimentar mayores manifestaciones en las calles de algunos países.En otros, tal postura podría tener costes económicos. Los gobiernos prefieren no irritar a Maduro quien es visto como impredecible, explicó Shifter en un análisis publicado por el diario El Colombiano.El analista destacó...

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