Viajando con Margot

Cuando todos los días se piensa en la muerte, se vive afanosamente. Margot Benacerraf parece una niña. Revisa una y otra vez que nada se le quede; ni las galletas, por si acaso la embate el hambre. "Ahora entiendo a Buñuel ¡Esta cosa de la sordera es un fastidio!" Sí, Margot dice Buñuel, como dice Picasso, como dice Alain (Delon), como mienta a Orson Welles. Así, facilito. Ahora sí está lista para atender mejor el diálogo. Se ha colocado los aparaticos invisibles para escuchar mejor: "Estos no son los mejores, pero son de los que no se notan", cuenta desde la coquetería que es un rasgo marcado en ella. Está excitada porque emprende un viaje. El cine es un virus del que nunca se cura, y para calmar la ansiedad que provoca ese contagio, nada mejor que un rodaje. Allí nos dirigimos. Ese es el viaje que haremos, el cine. Por eso Margot Benacerraf está tan ansiosa y su chofer, Dony, respira profundo y sólo le sonríe: "Póngase el cinturón, señorita".

Antes de partir. Hemos estado junto a la señorita Margot varios días antes de ir hasta el rodaje al que fue invitada, Reverón, de Diego Rísquez. Es llamada con el título de señorita por amigos, por las personas que la rodean y le sirven. Lleva días "trabajando para los americanos". Resulta que hace un año Denis Doros, cineasta estadounidense, descubrió la película Araya que la hizo famosa y pensó en su necesaria restauración. "Él trabaja en la fundación que dirige Martin Scorsese, World Cinema Foundation, que recupera las películas que consideran importantes en la historia del cine". Una cosa llevó a la otra. Hollywood puso en marcha su maquinaria de restauración y la obra, 50 años después de su estreno, quedó como recién salida del horno. Araya, premio de la crítica en el festival de Cannes de 1959, es la hija de Margot, el orgullo de la familia, su segunda y hasta ahora última obra como directora y la razón que todavía mantiene su buzón de correo con un tráfico considerable. A Benacerraf también se le debe la Cinemateca Nacional de Venezuela de la cual es fundadora. Y Fundavisual Latina, institución que por varios años sirvió para el fomento de las artes visuales y muchas otras semillas sembradas para el cine y la cultura en Venezuela. Dice estar contenta con el lifting que le han hecho a la niña de sus ojos. Escuchar la voz de Cabrujas, narrador del filme, como si el maestro hubiese salido ayer del estudio de grabación, y no parara de hablarles a jóvenes universitarios en Venezuela y todo el mundo sobre la proeza alcanzada con un camarógrafo, el ímpetu de sus años mozos y los habitantes de un pueblo lleno de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR