Violencia en los estadios, esa papa caliente

La pelota va de lado a lado. Los fanáticos aseguran la culpa es de los equi pos y de la federación que no aprietan el puño. Los equipos acusan a los fanáticos de volver los partidos en batallas, como alegaron los directivos de Zamora y Aragua en su momento. Mientras la federación, en voz de Laureano González, asegura que son los clubes los responsables de organizar cada partido. Nadie quiere quemarse. La solución, propuesta justamente por Aragua y Zamora, fue la de prohibir el ingreso de los aficionados visitantes. Para pelearse hacen falta dos habrán pensado, quizás sin presupuestar el golpe al colorido del fútbol. El paño caliente ayudó a desinflamar, pero no puede ser una decisión definitiva. Por lo menos hasta que se calmen las aguas, explicó Juan Colmenarez, gerente del Aragua, uno de los propulsores. La medida es nueva en Ve nezuela pero no en Suramérica. En la segunda división de Argentina ya lleva tres años, rotos únicamente en estos últimos meses con el descenso de River Plate. En Perú la regla llegó a estudiarse, y en Colombia se le aplicó a casos específicos de equipos con historiales de violencia. En ninguno de estos fue o ha sido una solución definitiva, ya que al evitar el choque de fanaticadas en el estadio, estos encontraron la manera de enfrentarse afuera. Como ocurrió con la última visita del Carabobo a Caracas, en la que fueron interceptados en Plaza Venezuela. En Escocia, por ejemplo, en donde el enfrentamien to entre los fanáticos de los dos grandes equipos escapa de lo futbolístico y llega a lo religioso Rangers es el equipo de los protestantes y Celtic el de los católicos, la situación es controlada con amplios y efectivos dispositivos de seguridad. Sobre este punto alzaron la mano varios directivos venezolanos, a los que las calculadoras les muestran que a sus economías les va mejor cerrándole la...

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