Vocaciones reveladas

La gurú de la pasarela Gisselle Reyes no tiene una oficina. Tiene seis. Cada una corresponde a sus seis "universidades de la belleza", en Caracas, Margarita, Maturín, Maracaibo, Punto Fijo y Valencia. Trabaja de lunes a lunes y a todas procura ir una vez al mes. "Con mis socios tengo una única condición", revela. "Aunque tú pongas el dinero, la que manda soy yo". Reyes se montó sobre sus primeros tacones a los 11 años. Osmel Sousa la descubrió a los 15. "Desde chiquita fui muy coqueta, y cuando concursé en el Miss Venezuela en 1985, mi primera alumna fue mi compañera de cuarto porque yo pensaba que era ella la que debía ganar". Reyes continuó modelando en el Herman's Institute, donde María Kallay notó que la chica tenía facilidad para enseñar y la preparó para dar clases allí. "Tenía 18 años. Me maquillaba mucho y me vestía con talleres para verme mayor, para que me respetaran más", sonríe. No le costó demostrar su autoridad. "Tengo un carácter fuerte y soy muy estricta. Si te ves tensa o pajúa en la pasarela, te lo digo. Exijo mucho, pero también felicito cuando debo. No me importa darle clases de madrugada en mi casa a una miss que se va a un concurso para que destaque". En 1993 comenzó a trabajar para Sousa y en 1995 montó su academia: Gisselle's. Allí imparte el "tumbao Reyes", una mezcla propia de movimientos de caderas y brazos. ¿Qué siente al dar clases? "Para mí es como un juego. Siempre supe que iba a trabajar con el Miss Venezuela y me encanta el cambio que puedo lograr convirtiendo a una niña cerrada en una mujer glamorosa, sensual, segura. Cuando Venezuela desfila en un certamen siempre me pongo nerviosa", admite. "Quisiera meterme dentro de ellas para moverlas como yo quiero". EPÍGRAFE "No decoro lo que digo ni le temo a nada. Cuando regaño a las misses en clase sé que me odian, pero cuando tienen la corona en la cabeza, me aman". La viajera documental "Empecé a escribir sobre viajes de una manera completamente fortuita. Yo nunca me imaginé que iba a dedicarme a esto", dice Valentina Quintero. "En 1986, Elizabeth Fuentes me llamó para que escribiera Manual de Ociosidades en Feriado. Como era una revista nacional, me pareció que valía la pena incluir datos no sólo de Caracas, sino de lugares que descubría cuando viajaba con mi familia y que iba anotando en una libretica". Cuando la llamaron de RCTV para hacer Bitácora, se sorprendió. "Aquí no existía nada de esto de periodismo de viajes; en los diarios no había cuerpos de...

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